viernes, 28 de febrero de 2014

Desengaños


SEGUNDA ANTOLOGÍA

Desengaños

Mi alma se corroe, al ver la amada
uniendo sus ansiados labios a los del otro ser.
Mi alma sufre de todo y de nada
y de lo único que goza es del gran leer.

¡Desengáñate!

Mi alma se hiere de ese disfrute
ajeno al padecer de mi persona, locura
de amor que tiene persona ruda,
con la gloria personificada,
ella, la que clavó la estacada.

¡Desengáñate!

A mi pesar, no existe desengaño
alguno que me haga tanto daño.
A mi pesar, me queda algo, alguna esperanza
lo único -muy bueno- que mi ánima alcanza.

Íñigo Ovejero "El vate"

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