miércoles, 19 de marzo de 2014

Rumbo hacia la salvación - Cap. 7 Ser o no ser


RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Cap. 7 Ser o no ser

Pues, cuando llegó al hotel, fuí dejando las maletas, al igual que Silvia.
Era un hotel barato. No era ni un hostal ni "un cinco estrellas". Era un hotel normal y barato para estar situado en el centro de la ciudad. Prosigamos.
Llegué cansado y me eché en la cama. Silvia veía mi estrés en los ojos. Ella me tranquilizaba con sus ojos, pelo y cuerpo. Ella era mi amor. Ella era la que me aceleraba el corazón y aquella mujer era mi diós.
Querer es muy bonito. Ella también tenía un papel protagonista en mi historia. Pero me gustaría ser su... Bueno, ya lo sabéis, lectores. Tranquilos, Santiago resiste. Tenía claro que ella era mi amor, pero aún tenía más claro que debo resistir y dejar que pase el tiempo.
A ver, centrémonos. El policía me pidió que investigara el caso, pero no iba a dejar a Silvia tan fácilmente. Se lo pregunté.

-Oye, ¿te parece que investigue el caso?
-Santiago, es tu decisión. Si tú quieres, ve.
-Silvia, pero no quiero dejarte sola. He venido a pasar las vacaciones, pero siento qe puedo llegar a ser un detective.
-Pero, ¿supongo que no vas a estar todo el día investigando,no?
-No lo sé, Silvia. Espero que no.

De repente, tuve una idea.

-Ya lo tengo. -dije- Tú puedes ir conmigo a investigar el caso.
-Ahora que lo dices...
-Claro, estaremos los dos y así no nos sentimos mal ninguno.
-Bueno, Santiago. Me gustan los libros de misterio. Pero yo...
-Silvia, no pasa nada. Si no vamos a estar todo el día investigando, tendremos tiempo para divertirnos.
-Mmm... Vale, de acuerdo.
-Gracias, Silvia.

Le dí un beso en la mejilla y a partir de ese día, nos convertimos en detectives.

Íñigo Ovejero "El vate"

Rumbo hacia la salvación - Capítulo 6 Petición


RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Cap. 6 - Petición

Después de ver los cadáveres y toda la policía en el aeropuerto holandés, sabía que yo y Silvia estábamos metidos en un lío. 
La verdad, no sé como me sentía porque tenía una vorágine increíble. Silvia, en cambio, le sorprendió mucho, como era normal.
En aquel momento, la policía nos dijo que los acompañarámos a comisaría. Eso sí, no como detenidos. Cuando llegamos, nos guiaron a una "sala de interrogatorios". Aquella comunicación era en inglés, ya que holandés no sabíamos hablar. Esta fue la conversación:

-Hola, les hemos llevado a comisaría para hacerles unas preguntas sobre lo sucedido.
-Sí, digame -respondí-.
-¿A dónde se dirigían en el momento del crimen?
-Verá, antes de todo suceso, aterrizamos en el aeropuerto y nos dirigíamos al centro de Amsterdam, a pasar las vacaciones. 
-Ajá. ¿Y usted, qué lleva en esa maleta? -preguntó a Silvia-.
-Nada señor. Mírelo usted mismo.

El policía inspeccionó la maleta. Solo estaban las pertenencias de mi amiga.
Después volvió a interrogarnos.

-¿Recuerdan los pasajeros que había en su avión?
-Sí, señor. En el avión solo habían diez españoles, cuatro franceses y seis italianos. Lo sé por su pronunciación, señor. Las víctimas asemejaban ser sospechosas. No sé nada más, señor. 
-¿Conocen a alguno de los pasajeros?
-No, señor. Los pasajeros son desconocidos para nostros -respondió Silvia-.
-Muy bien, pueden irse.

Nos fuímos, acompañados de otro policía de aquella comisaría de Amsterdam. Mas, cuando andábamos para nuestro hotel, el agente que me cuestionó, hizo una pregunta decisiva.

-Oiga, veo que usted es muy observador. ¿Podría ayudarnos en el caso?

Me lo pensé, unos segundos. Le dije que "mañana tendría la respuesta".

Íñigo Ovejero "El vate"

lunes, 10 de marzo de 2014

Rumbo hacia la salvación - Cap.5 Criminal en serie


RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Capítulo 5: Criminal en serie

Después de mi pesadilla, se anunció en el avión que aterrizaríamos en un minuto en el aeropuerto de Amsterdam. 
Por fin, podía quitarme los nervios y relajarme con Silvia.
Así que aterrizamos y dimos por concluída la ida hacia Amsterdam. Recuerdo que dos de los españoles se fueron hacia la sala de espera, recibiendo alegremente a unos paísanos. Podría descartar que no eran sospechosos. Pero aún temía de los ocho españoles y los diez extranjeros. 
Mas, a mi mi mismo, me dije: "Relájate con la mejor fémina que conoces". Así que, no rehusé el deseo de mi subconsciente y salimos del aeropuerto. Vimos la maravilla de Amsterdam y tenía todas las de la ley para declararse ciudad más bella del mundo.

Un diálogo con Silvia plasmó mi opinión:

-"¡Qué ciudad, qué belleza!"
-"No pierdes razón, Santiago. Tenemos que disfrutar todo lo que tiene la ciudad al máximo". 
-"¡Pues, como dirían los franceses, allez!

Nos íbamos alejando del aeropuerto, pero no lo suficiente como para escuchar unos gritos de terror. Solo tuve que girar mi cabeza para ver aquel apagón. Sí, hubo un corte de la electricidad y ya pensaba lo que pudiera pasar. Silvia, se asustó, y los dos nos quedamos sin movimiento, fríos, congelados. Hasta que renació la luz. Y también los gritos. La gente atemorizada, sin saber con exactitud lo ocurrido corría y huía. 
Entonces, mi subconsciente me volvió a aconsejar. Aquel consejo no era el que pensáis, sino todo lo contrario.
Tenía que ver lo que pasaba. Increíble, pero cierto. Volvíamos al aeropuerto y vimos a la policía.
Pero, lo más impresionante, eran los cadáveres de los pasajeros, no todos.
Sino el de aquellos españoles y extranjeros que observé antes de forma tan sospechosa. A partir de aquel momento, mi subconsciente pedía concentración.

Íñigo Ovejero "El Vate"

jueves, 6 de marzo de 2014

Rumbo hacia la salvación- Cap.4 Memoria fotográfica

RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Capítulo 4- Memoria fotográfica

Aún estábamos volando hacia Amsterdam, la ciudad de los sueños, con la mujer de mis sueños.
Después de platicar, me mantuve mudo durante el vuelo y, como me aburría, medité y recordé que en el avión se introdujeron también, algunas personas de carácter sospechoso.
También, había personas que no tenían rasgos extraños, pero no podemos confiar en todo el mundo.
Si no recuerdo mal, había en el avión, diez españoles -incluídos nosotros dos-, cuatro franceses y seis italianos. Lo sabía por su pronunciación, pues era muy vistosa y evidente.
Sospechaba de algunos españoles, que iban con un esmóquin negro y también de dos franceses y de tres italianos. Todos hablaban de manera indirecta y con palabras que sustituían las debidas. Era un tipo de lenguaje, donde en lugar de decir "seda", lo sustituían por "tejido suave", una especie de código binario.
Los extranjeros no sé de lo que hablaban, pues vocalizaban bien, pero a un ritmo frenético y de una manera nerviosa.
Después de todo empecé a pensar en que tendría que dormir un poco, porque estaba demasiado meditabundo.
Silvia, mientras estaba leyendo el periódico, escuchaba un poco de música con el walkman. Al fin y al cabo, el periódico siempre nos repite los mismos titulares...
Yo cerré los ojos y soñé algo terrible. Aparecíamos yo y los extranjeros en un lavabo y me acorralaban diciéndome que soltara el dinero. Les dije que no, rotundamente y me dijeron que me fuera preparando para morir. Me desperté exaltado y Silvia reaccionó: "¡Santiago, tranquilo!".
Me desperté hiperventilando y finalmente, me hundí en el asiento.

Íñigo Ovejero "El vate"

miércoles, 5 de marzo de 2014

Rumbo hacia la salvación- Cap.3 Pasaporte al crimen


RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Capítulo 3- Pasaporte al crimen

Nuestra hora de salida era a las 9.15 h. A las seis de la mañana me desperté de mi dulce sueño. Estaba muy cómodo en los brazos de Morfeo, pero viajar a Holanda con mi querida amiga Silvia tiene un precio; el de volverse consciente temprano. 
Dicho esto, desayuné y me vestí. Ya eran las siete de la mañana, cuando me arreglé, me peiné y me froté la cara con el agua del grifo. Estaba prácticamente listo para disfrutar, el que creía, mejor día de mi vida. 
Tenía los nervios a flor de piel, así que para relajarme, encendí el Walkman y escuché música de "La movida", y la verdad es que todos tienen una voz preciosa y normalmente, me emocionan, y aquel día no fue la excepción. Las maletas estaban bien equipadas, así que ya podía salir de casa y llamar a Silvia.
A las ocho ya llegué al portal de Silvia, toqué el timbre y bajó.
Aquí empieza el diálogo:

-¿Qué? ¿Preparada?- dije.
-Claro y me ha encantado tu invitación a Amsterdam. Te lo agradezco. Gracias.
-Las que te adornan- respondí con ánimo.

Tuve que volver a dar la caminata de mi vida, porque el aeropuerto quedaba a unos cuantos kilómetros, pero, eso no me importaba, porque yo haría lo que fuera para mi querida Silvia. Aún así, a medio camino, nos desplazamos en taxi y a las 8.45 h ya llegamos al impresionante aeropuerto de Barajas. No tardamos en tomar un café y comprar alguna revista y ya nos daban las nueve de la mañana. Estábamos atentos a la megafonía, y aproximadamente, a las nueve y diez para cerciorarse de que todos los pasajeros estaban en el avión y no había ningún problema. Apagámos aquellos móviles que pesan tanto y lentamente, el gigante avión se alzaba hasta llegar al cielo. Es impresionante y a la vez vertiginoso. 
Partimos a Amsterdam.
Mi amiga y yo nos lo pasabámos bien charlando y estando uno cerca del otro.
Sentía una atracción tan grande por ella, y un respeto que, sacábamos lo mejor de cada uno, al menos yo.
¿Sentiría algo por mí?

Íñigo Ovejero "El vate"

Rumbo hacia la salvación- Cap.2 Mi acompañante


RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Capítulo 2- Mi acompañante

Ahora, voy a hablar en pasado. Ya faltaban en tres días para mi salida, pero ahora, me doy cuenta de que pagué dos entradas, porque no me gusta ir solo. Así que, fuí a ver a algunos amigos como Pedro, Miguel, Carolina y mi compañera y mejor amiga de la universidad, Silvia. Esta última es una chica muy afable y muy sociable, ella me ayuda cuando tengo problemas con los deberes de literatura, y yo, al igual, le ayudo. Los dos nos necesitamos. Su físico es notable, pelo lacio, ojos castaños y estructura suficiente como para enamorar.
Dejo el tema aparte. Entonces, fuí a ver a Pedro y me dijo que tenía que estudiar para sus recuperaciones (Pedro y su vagancia al estudiar, durante todo el año). A Miguel, también le gustaría, pero tiene los motivos mismo que Pedro -Miguel, Pedro y su vagancia al estudiar-. Solo me queda Carolina, pero tampoco podía, ¿por qué motivo? No lo sé, no me lo quiso decir.
Así que la única esperanza era Silvia.
Tuvo que dar mil vuletas para llegar y pulsar el timbre. Ya sabéis, Madrid no es llegar y besar el santo, es una ciudad preciosa pero grandiosa. 
Al fin, llegué a Callao y por fin toqué el timbre de la compañera. Me dejó entrar en casa y aproveché y le ofrecí una entrada para ir a Amsterdam. Aceptó. Un gran alivio y una gran alegría, ver como mi mejor amiga, acepta la entrada y la invitación. Lo recibí como un cumplido. Así que me fuí de lo más contento. No me importaba, atravesar la capital de norte a sur, porque la endorfina que segregaba mi cerebro, hacía a mi persona, el más feliz del mundo.
Saber que el amor "platónico" de mi vida iba a viajar conmigo a través del cielo azul y las nubes bñancas, me hace sentir como si en el paraíso estuviera. 
¡Vamos allá!

Íñigo Ovejero "El vate"

domingo, 2 de marzo de 2014

Infancia con mis amigos marruecos (Recuerdos)


INFANCIA CON MIS AMIGOS MARRUECOS

No sé me ocurre hacer poesía hoy, pero me viene en gusto recordar momentos que tuve con unos amigos marroquís , que los conocí hace ya unos años.
Ellos eran tres hermanos, dos son gemelos y el otro es otro hermano. Mas, ahora, son cuatro porque hace poco nació una hermana pequeña.
Recordando, los buenos momentos, sé que durante muchos años, ellos han sido mis mejores amigos. Puede que ahora mismo estéis leyendo y no sabéis de que estoy hablando, pero por favor, seguid leyendo, si queréis. 
Los gemelos, son muy inteligentes y ahora mismo, están pensando en hacer alguna carrera de ingeniería. Hoy mismo, he hablado con ellos, gracias al ordenador y he tenido un flashback, recordando los mejores momentos. Ahora os voy a describir quiénes son.
Un hermano gemelo, tiene un año más que yo, igual que su hermano gemelo. Les encanta los coches, y cada vez que les veía siempre estaban interesados en vender su coche. Iban al mismo colegio que yo (el Jacinto) y en la ESO iban (al San José), un instituo privado. Han sacado y sacan buenas notas, tanto aquí como allí. Y a lo mejor, queridos lectores, no sabeis de qué lugares hablo o qué lugares se plasman en la historia, pero esperáos un poco y tened paciencia.
Prosigo con la descripción. El hermano pequeño -o mediano- y tiene cuatro años menos que yo. Es un poco travieso, pero yo sé que es muy buen amigo, a pesar de la diferencia de años.
La hermana pequeña, tiene ahora tres años y es una niña muy graciosa, al menos, cuando vivía aquí. 
Cuando uso la palabra "aquí" me refiero, al pueblo de mi infancia y adolescencia, Tárrega, donde vivo yo y vivieron ellos. Actualmente, ellos viven en el sur de Francia y los echo de menos. 
Uno de los gemelos, está ingresado en un hospital francés, después de someterse a una operación definitiva de su espalda. Ellos, los gemelos, nacieron con problemas en la columna vertebral y el otro gemelo, dentro de una semana tendrá que operarse. La operación, por suerte, ha salido con éxito y yo estoy pendiente de lo que pase en las últimas horas. 
¿Y qué recuerdo, lectores?
Recuerdo, mi época de infancia con ellos, donde nos juntábamos al salir del colegio y de camino a casa jugábamos con aquellos coches de juguete, aquellas miniaturas. También recuerdo jugar con ellos a las chapas  y también recuerdo que nos peleábamos, pero eramos casi como hermanos, jugábamos al fútbol, de vez en cuando, tocábamos el timbre de una casa y salíamos corriendo, pero sobretodo recuerdo que iba a su casa. Sí, aquella casa decorada con toques marruecos. Sí, y éramos niños, pero jugábamos a juegos de mesa, veíamos la televisión, y también, nos tirábamos los cojines. Ya sabéis, las travesuras. Todo esto hasta su traslado a Francia, muy duro para mí. 
Os explicaré más, al paso del tiempo...

Íñigo Ovejero "El vate"



Rumbo hacia la salvación- Cap. 1 Vida juvenil


RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Capítulo 1- Vida juvenil

Han pasado unos cuántos años, pero aún, recuerdo aquella vida fantástica, donde casi todo era perfecto. Mas, voy a rebobinar hasta mi natividad.
Nací un veintiuno de septiembre, en un hospital de Madrid. Mis padres tenían varios nombres en mente para mí, como: Fernando, José María, Victor, Santiago... Quedáos, mis queridos lectores con este último, Santiago. Soy hijo de Herrero- no como profesión, como apellido- y también hijo de Pérez. Sí, Santiago Herrero Pérez. Un nombre típico, con apellidos típicos y con una familia muy querida y típica. Pero yo, al contrario, soy una persona especial. Modestia aparte, soy muy tímido, pero también una persona amiga de mis amigos.
A los cuatro años, ya sabía leer y a los cinco, sumar, restar. Todo eso gracias a las prácticas que hacíamos en casa. En general, sacaba muy buenas notas, y el estudio, era, es y será la pasión y la llave hacia mi futuro.
Pero, como todos en la vida, tenía mis puntos flojos: el dibujo y la gimnasia.
Digamos, que en general, dibujando, no soy muy mañoso y haciendo manualidades, no os quiero ni contar. 
La gimnasia no era lo peor, pero yo iba muy desacorde con los movimientos, no coordinaba. En cuanto a EGB, mis notas se distinguían entre las demás, menos en las asignaturas maría
Siempre me ha encantado lo difícil pero eso, no deja dudas a los profesores de mi cognición y mi curiosidad por todo en general. 
En 1º de BUP, descubrí mi afición, una afición que duraría toda la vida, la escritura. Escribí (y escribo), poesías y prosa, y profesoras de distintos lugares de España valoran mi lírica y mi forma de escribir. También la literatura me acompañará de por vida y en los certamenes en que he participado, no me he ido con las manos vacías, siempre me llevaba distintos premios. Ahora, voy a estudiar en la Universidad Complutense y mi carrera es filología española. Pero, espero con ansias viajar hacia Amsterdam. La ciudad es bella, preciosa, con sus molinos y su aire puro. Aún, tendré que esperar una semana para ir a Holanda. Viajaré por primera vez a un país extranjero. Esta vez, por mi propia voluntad y para olvidarme de la polución de Madrid, sobretodo de la M-30. Esperaré un poco más.

Íñigo Ovejero "El vate"