miércoles, 5 de marzo de 2014

Rumbo hacia la salvación- Cap.3 Pasaporte al crimen


RUMBO HACIA LA SALVACIÓN

Capítulo 3- Pasaporte al crimen

Nuestra hora de salida era a las 9.15 h. A las seis de la mañana me desperté de mi dulce sueño. Estaba muy cómodo en los brazos de Morfeo, pero viajar a Holanda con mi querida amiga Silvia tiene un precio; el de volverse consciente temprano. 
Dicho esto, desayuné y me vestí. Ya eran las siete de la mañana, cuando me arreglé, me peiné y me froté la cara con el agua del grifo. Estaba prácticamente listo para disfrutar, el que creía, mejor día de mi vida. 
Tenía los nervios a flor de piel, así que para relajarme, encendí el Walkman y escuché música de "La movida", y la verdad es que todos tienen una voz preciosa y normalmente, me emocionan, y aquel día no fue la excepción. Las maletas estaban bien equipadas, así que ya podía salir de casa y llamar a Silvia.
A las ocho ya llegué al portal de Silvia, toqué el timbre y bajó.
Aquí empieza el diálogo:

-¿Qué? ¿Preparada?- dije.
-Claro y me ha encantado tu invitación a Amsterdam. Te lo agradezco. Gracias.
-Las que te adornan- respondí con ánimo.

Tuve que volver a dar la caminata de mi vida, porque el aeropuerto quedaba a unos cuantos kilómetros, pero, eso no me importaba, porque yo haría lo que fuera para mi querida Silvia. Aún así, a medio camino, nos desplazamos en taxi y a las 8.45 h ya llegamos al impresionante aeropuerto de Barajas. No tardamos en tomar un café y comprar alguna revista y ya nos daban las nueve de la mañana. Estábamos atentos a la megafonía, y aproximadamente, a las nueve y diez para cerciorarse de que todos los pasajeros estaban en el avión y no había ningún problema. Apagámos aquellos móviles que pesan tanto y lentamente, el gigante avión se alzaba hasta llegar al cielo. Es impresionante y a la vez vertiginoso. 
Partimos a Amsterdam.
Mi amiga y yo nos lo pasabámos bien charlando y estando uno cerca del otro.
Sentía una atracción tan grande por ella, y un respeto que, sacábamos lo mejor de cada uno, al menos yo.
¿Sentiría algo por mí?

Íñigo Ovejero "El vate"

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